Apego inseguro: qué es y cómo te afecta en tus relaciones con los demás

Si te interesa el mundo de la psicología o sigues a alguno de estos profesionales en redes sociales, seguro que te suena el término apego. En el desarrollo infantil, el apego se establece durante los primeros años de vida y juega un papel crucial en el bienestar emocional y social del niño. El cómo los padres, madres o cuidadores atienden o no atienden las necesidades de apego a lo largo de la infancia y la adolescencia, generará el que el niño crezca desde un apego seguro o desde apegos inseguros o desorganizados.

«El apego es el vínculo que se establece entre los cuidadores principales y el niño, a través de la interacción», explica la psicóloga Beatriz Galván, especializada en apego y trauma. «Dependiendo de la atención y cuidados que hemos recibido de nuestros cuidadores a lo largo de la infancia, se generará un tipo de apego, y el estilo de apego influye en la forma en que nos relacionamos con los demás y en cómo enfrentamos las dificultades emocionales en nuestras vidas», continúa.

Un apego seguro se caracteriza por la confianza en la figura de apego, la capacidad de explorar el entorno de manera segura y la capacidad de regular las emociones de manera efectiva. Por otro lado, el apego inseguro se caracteriza por una relación en la que los padres responden de manera poco sensible a las necesidades de su hijo. «Crecer con un tipo de apego u otro tiene serias consecuencias en el adulto en el que se convertirá ese niño en el futuro», asegura Beatriz.

Un estilo de apego inseguro afecta a tus relaciones

Existen tres tipos principales de apego inseguro. Se trataría de apego ansioso-preocupado, en el que quien lo sufre duda de la disponibilidad y el amor de sus seres queridos, por lo que buscan validación constante en sus relaciones. También podríamos hablar de apego evitativo, que son aquellas personas que tienden a evitar la intimidad emocional y la dependencia de los demás, teniendo dificultades para confiar en otras personas. Y también existe el apego desorganizado, en el que pueden encontrarse patrones tanto de apego evitativo como de apego ansioso-preocupado. En todo caso, tener un estilo de apego inseguro, sea cual sea el subtipo, puede tener diversas consecuencias, según asegura Beatriz Galván:

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1. Dificultad para establecer y mantener relaciones saludables: «Pueden tener miedo a la intimidad emocional, tener problemas para confiar en los demás o experimentar ansiedad en las relaciones», indica Galván. O no establecen relaciones saludables por miedo a depender de los demás, o cuando las establecen dudan de los sentimientos de la otra persona constantemente.
2. Baja autoestima y autoimagen negativa: «Las personas pueden sentirse poco valiosas o dignas de amor y afecto», asegura. La falta de consistencia en las relaciones emocionales durante la infancia puede llevar a sentimientos de incomodidad, inseguridad y baja autoestima en la vida adulta. Estas personas pueden buscar constantemente la validación externa para sentirse valiosas.
3. Dependencia emocional: algunas personas con apego inseguro pueden volverse emocionalmente dependientes de sus parejas o cuidadores, buscando constantemente su atención y validación. «Esto puede llevar a relaciones desequilibradas y poco saludables», advierte la experta.
4. Ansiedad y estrés: «Las personas con apego inseguro pueden tener miedo al abandono o a la reacción negativa de los demás, lo que puede llevar a patrones de comportamiento ansiosos y anticipatorios», previene.
5. Dificultad para regular las emociones: según Beatriz Galván, una persona con apego inseguro «puede haber dificultades para expresar las emociones de manera saludable o para manejar el estrés y las dificultades emocionales de manera adecuada».

El tipo de apego se puede modificar

El estilo de apego no determina completamente la vida, puesto que es posible trabajar en el desarrollo de un apego más seguro a través de la psicoterapia y el trabajo personal. «El estilo de apego puede evolucionar a lo largo del tiempo, especialmente a través de experiencias de relación sanadoras», cuenta Galván. Eso sí, no se trata de alto instantáneo. Se trata de un proceso gradual que requiere tiempo, autoconocimiento, reflexión y trabajo personal. Estas son algunas estrategias que recomienda la experta para ayudarte a modificar tu estilo de apego:

1. Autoconocimiento: «Es importante que te tomes el tiempo para entender cuál es tu estilo de apego actual y cómo te afecta en tus relaciones», aconseja. Para ello, debes observar lo que sucede en tus interacciones, sobre todo en tu interior. Qué se activa dentro de ti ante determinadas situaciones, con qué te conecta, como te sientes y cómo respondes ante ello. Esto te llevará a reflexionar sobre tus patrones de comportamiento, tus miedos y tus necesidades emocionales.

2. Psicoterapia: no tienes por qué emprender este camino en solitario. Siempre puedes buscar la ayuda de una psicólogo especializado en apego y trauma. «Es importante que se trate de una persona experimentada, que pueda acompañarte desde la estabilidad, la conexión y el apego seguro. La psicoterapeuta te ayudará a explorar tus patrones de apego y trabajará contigo para desarrollar habilidades emocionales y relacionales más saludables», explica Galván.

3. Mindfulness: «Practicar la atención plena puede ayudarte a estar más presente en tus relaciones y a ser consciente de tus reacciones automáticas«, dice la experta. La práctica del mindfulness te permitirá tomar decisiones más conscientes y responder de manera más saludable en lugar de reaccionar de forma impulsiva.

4. Trabajo emocional: «Identifica y trabaja en tus miedos y heridas emocionales pasadas», aconseja. Una buena forma de explorar estas emociones es a través de la escritura, la terapia o la meditación.

5. Relaciones saludables: lograr establecer relaciones sanas y seguras te ayudan a practicar un apego más seguro. Pero no entiendas por relaciones sólo las románticas, ya que también puedes establecerlas con un familiar o con un amigo.» Aprende a comunicarte de manera abierta y honesta, a establecer límites saludables y confiar en los demás, aconseja.

«A través de este proceso, llegarás a tratarte mejor a tí mismo y a relacionarte mejor con las personas que te rodean. No dudes en buscar apoyo y sé amable contigo mismo mientras trabajas en ello», anima Beatriz Galván.