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pensar en bucle

Analizar todas las variables de un problema permite la toma de decisiones razonadas. FOTO: Pexels.

Mente

El truco que usan los matemáticos para dejar de darle vueltas a todo

Analizar todas las variables del problema y separarlas según su complejidad, como se hace con las ecuaciones matemáticas, facilita la toma de decisiones más sencillas y razonadas.

Por Marcos López

10 DE MARZO DE 2025 / 17:00

Tu cerebro ha entrado en bucle. Lleva horas dándole vueltas y más vueltas a la misma preocupación. Haciendo que te sientas (muy) agobiado. No dejándote pensar en nada más. Ni siquiera en una posible solución. Así que tienes que parar. Analizar el problema de forma pausada y simplificarlo para poder facilitar su resolución. A través de cuatro sencillos pasos. Como hacen los matemáticos.

Elena Jiménez, psicóloga clínica, explica que «lo importante es no precipitarse, sino tomar una decisión razonada. Para lo que es necesario analizar el problema en su conjunto. Lo que no sucede en caso de caer en la rumiación, que provoca que los pensamientos se centren únicamente en las causas y en unas consecuencias por lo general desmedidas. Nunca en su resolución».

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Así que ha llegado el momento de superar este bloqueo que no te deja avanzar y te genera una gran ansiedad. De afrontar, paso a paso, la situación. Tratando el problema como si fuera una ecuación matemática.

Analiza los hechos

Lo primero es revisar todos los hechos de los que se tiene constancia. O como se hace en matemáticas, analizar las variables conocidas. Sin dejar que la imaginación tome las riendas y haga que el problema parezca mucho más grave de lo que realmente es. Como suele suceder, por ejemplo, tras un fuerte encontronazo con tu pareja. Una situación en la que eres muy consciente de que ambos estáis (muy) molestos. También del origen de vuestro enfrentamiento, como sería esa reciente discusión en la que el diálogo dio paso a acusaciones fuera de control. Y más importante aún, de que ninguno de los dos puede, ni quiere, seguir mucho tiempo viviendo enfadado.

Como refiere Elena Jiménez, «a la hora de resolver un problema, es necesario ser consciente de todas las variables involucradas. Y cuantas más variables reales analicemos, cuanto mejor conozcamos el problema y su magnitud, más fácil será hallar una solución precisa y adecuada».

El ahora no es siempre el mejor momento

El siguiente paso es desgranar el problema en partes más pequeñas. Prestando atención en primer lugar a las más sencillas. Como sería reconocer que el ambiente está demasiado caldeado, por lo que volver a poner inmediatamente sobre la mesa el tema que dio lugar a la confrontación sólo agravaría la situación.

Pero el problema también tiene unas aristas que no pueden ser ignoradas. Unas variables que, por su complejidad, dificultan su final. Como sería la manera, y el momento, de iniciar una nueva conversación, siempre calmada y sosegada, sobre el asunto en cuestión. O analizar las razones, por profundas que sean, que expliquen por qué os sentís tan molestos. De forma racional y, como indica la experta, «sin caer en la tentación, sumamente común, de asumir que se sabe a ciencia cierta lo que piensa la otra parte en todo momento».

Busca ayuda externa

No es sólo que no puedas entrar en la mente de tu pareja. Tu implicación emocional en el problema, que hace que te genere tanto estrés y que tu mente no pueda pensar en otra cosa, provoca que tu análisis de las variables, sencillas o complejas, de la ecuación pueda verse sesgado. Por lo que es importante contar con ayuda externa. Con amigos que te aporten otros puntos de vista que te permitan comprender mejor la situación y, por tanto, tomar la decisión más satisfactoria.

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Cuanto más sencilla sea la solución, mejor

Analizados los hechos, ha llegado el momento de simplificar el problema y ponerle fin. Conocer sus detonantes y, por ende, su verdadera magnitud, evitará que la mente se regodee anticipando unas consecuencias tan catastróficas como irreales. Siempre es mejor tomar una decisión razonada que una visceral. Como ocurre en los conflictos de pareja. Como refiere Elena Jiménez, «al decidir que el mejor momento para hablar sobre un problema no es inmediatamente, sino cuando ambas partes están preparadas para hacerlo, ya se está simplificando su resolución».

Pero también es posible que, tras revisar todas las variables, llegues a la conclusión de que eres el principal responsable, cuando no el único, de la situación. Por lo que, en caso de que haya más personas implicadas y por mucho que te cueste, tienes que pedir disculpas. Sin dilación.

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