Los beneficios de comer yogur a diario: fortalece los huesos, mejora las digestiones y activa el metabolismo

Tienes que desayunar. Ya sea recién salido de la cama o durante el transcurrir de la mañana. Romper con el ayuno nocturno y llenarte de energía con la que afrontar los retos de un nuevo día. Mejor aún disfrutando de una primera comida que, además de sabrosa y nutritiva, aporte un sinfín de beneficios a tu organismo. Como sucede con el yogur. Te contamos por qué tienes que tomarlo todos los días.

Marina Rojo, investigadora del grupo de Endocrinología, Diabetes y Nutrición del Instituto de Investigación Sant Pau, explica que «tomar yogur a diario aporta calcio y vitamina D, fortaleciendo los huesos y previniendo la osteoporosis. Además, es una buena fuente de proteínas de alto valor biológico, lo que contribuye a mantener el tejido muscular. Por otra parte, uno de los beneficios más importantes es el aporte de probióticos que mejoran de la digestión y equilibran la microbiota intestinal».

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Fortalece tus huesos y cuida de tu corazón

El yogur es una fuente de multitud de nutrientes. De ahí que aunque sea uno de los alimentos estrella de desayunos y meriendas, es ideal para tomarlo a cualquier hora del día. Todos los días. De hecho, es rico en minerales como el potasio y el magnesio. También en fósforo y, sobre todo, en calcio, por lo que como ha demostrado la Facultad de Medicina del Trinity College en Dublín, ayuda a fortalecer los huesos y prevenir la osteoporosis. Además, suele estar suplementado con vitamina D, facilitando así la absorción de calcio por el organismo.

Asimismo, es fuente de vitaminas B2 y B12 que, como ocurre con el magnesio y el potasio, tienen un efecto muy positivo sobre la salud del corazón. Tal es así que, según ha confirmado la Universidad de Boston, la ingesta de yogur se asocia con un menor riesgo de desarrollo de hipertensión arterial y de otras patologías cardiovasculares.

Te ayuda a mantener un peso saludable

No es sólo fuente de micronutrientes. El yogur también es rico en un macronutriente, la proteína, que aumenta la sensación de saciedad. Hasta el punto de que como ha revelado la Universidad de Misuri, las personas que toman yogur de forma regular ven reducida su ingesta diaria de calorías. Básicamente, porque no tienen la necesidad de calmar los antojos en los que abundan los alimentos poco (o nada) saludables, lo que les ayuda a mantener un peso adecuado. Sobre todo en caso de tomar yogur griego, cuya cantidad de proteína duplica la que se encuentra en los yogures más clásicos.

Como destaca Marina Rojo, «el yogur puede formar parte de una alimentación habitual, y gracias a su alto contenido en proteínas, que aporta saciedad, puede ayudar a reducir el hambre. Tal es así que dependiendo del tipo de yogur y su equilibrio de grasas y carbohidratos, se podría considerar un alimento beneficioso para el control del peso. Sería en este caso recomendable optar por yogures naturales sin azúcares añadidos para maximizar sus beneficios».

Mejora tus digestiones

Pero aún hay (mucho) más. El yogur es un alimento probiótico, es decir, contiene bacterias vivas que se unen a al microbiota intestinal y mejoran la salud digestiva. Ayudando en la descomposición y absorción de los nutrientes. Tal es así que como ha observado la Universidad Federico II de Nápoles, la ingesta de yogur es muy útil para prevenir, o en su defecto tratar, tanto la diarrea como el estreñimiento.

Un apunte importante: el yogur contiene ácido láctico que promueve la producción de ácidos gástricos. De ahí que no sea recomendable tomarlo con el estómago vacío. Ya sea al levantarse o después de varias horas tras la última comida. No sólo porque estos ácidos estomacales puedan causar ardor de estómago, sino por el riesgo de que puedan destruir las bacterias beneficiosas antes de que lleven a cabo sus efectos positivos.

Potencia tus defensas

Asimismo, indica la experta en Endocrinología, Diabetes y Nutrición, «el yogur puede ayudar a reducir la inflamación gracias a sus probióticos, que equilibran la microbiota intestinal y fortalecen el sistema inmunológico. Además, contiene nutrientes como la vitamina D y los ácidos grasos saludables que pueden tener un efecto antiinflamatorio. Sin embargo, es importante señalar el efecto proinflamatorio del azúcar de las versiones endulzadas».

La pregunta entonces es: ¿hay algún tipo de yogur que sea más «saludable» que otros? Pues lo primero que hay que tener en cuenta, como apunta Marina Rojo, es que «yogur solo se puede denominar al fermento lácteo elaborado a partir de «Streptococcus thermophilus» y «Lactobacillus bulgaricus», si bien de estas dos cepas pueden existir diversas variedades de yogur como el bebible, el griego o el desnatado. Cualquier otro tipo de cepas microbianas empleadas dará lugar a leches fermentadas, que no yogur, como es el caso del kéfir o los bifidus».

Da igual. como concluye la experta, «todos los tipos de leches fermentadas ofrecen beneficios probióticos, y alternar entre éstas aportaría mayor variabilidad microbiana a nivel intestinal, que sería lo ideal. Pero si algo se debe desaconsejar es el consumo excesivo de lácteos fermentados azucarados».