Por qué es importante tener un cuero cabelludo sano y cómo conseguirlo

Es habitual cuidar los productos que aplicamos en nuestro cabello con el fin de que esté bonito, con más brillo, más fuerza, suavidad, un color cuidado y unas puntas selladas. Y sí, la elección de la cosmética capilar en función de la fibra capilar es una buena idea, pero no es suficiente. El estado del cuero cabelludo es el punto de partida para que la melena esté bien, y a menudo, no nos fijamos en él. Por regla general, la piel de la cabeza está sana si no pica y se siente confortable, pero hay que tener en cuenta, como explica el Dr. Jorge Arroyo, dermatólogo de la Clínica Dr. Morales Raya y del GEDET, que «la calidad de nuestro pelo esta influenciada por múltiples factores, entre ellos la cutícula o capa externa que recubre la fibra de nuestro cabello , la salud de nuestro folículo, los oligoelementos esenciales para el crecimiento del mismo y por supuesto la salud de nuestro cuero cabelludo. Uno inflamado, con exceso de sebo, o con descamación intensa puede producir un crecimiento anómalo, con peor calidad de nuestro cabello y un aumento de la caída». 

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Posibles problemas

Entre las patologías que un cuero cabelludo puede presentar está el exceso de grasa, el cual produce un desequilibro en la estructura de nuestra piel, que se vuelve más sensible a sobrecrecimiento de distintos microorganismos y favorece la inflamación del cuero cabelludo, produciendo un pelo más frágil y de mala calidad (además, el exceso de grasa puede ser dato indirecto de algún tipo de alopecia). Por su parte, cuenta  el dermatólogo, la descamación o caspa es una pista de algún problema en la salud de nuestro cuero cabelludo. «Puede estar indicando la presencia de una dermatitis seborreica, de una psoriasis o de incluso alopecias inflamatorias. La presencia de escamas acumuladas puede impedir un crecimiento normal del pelo, además se suele relacionar con presencia de picor que involucra un círculo vicioso de rascado e inflamación, y todo esto puede conllevar rotura de los tallos, presencia de pelos desflecados, e incluso alopecia», añade el Dr. Arroyo.

Champú a la carta

El primer producto en el que debemos reparar es, cómo no, el champú, que debe adecuarse a nuestro tipo de cabello. El pelo graso o con tendencia a la caspa debe lavarse con mayor frecuencia, utilizando al menos una vez por semana uno de tipo exfoliante, además de «champús con componentes que ayuden a seborregular y disminuir la escama, como el ácido salicílico o pirocto olamina, que actúa como antiinflamatorio y antimicrobiano. En cambio, aquellos cueros cabelludos más secos, conviene lavarlos menos frecuentemente y utilizar acondicionadores o mascarillas hidratantes posteriores al lavado», aconseja el especialista.

Hablando de exfoliantes, es normal plantearse la duda de si no estaremos ante un reclamo publicitario más. Pero según el dermatólogo de la Clínica Dr. Morales Raya, sí son buenos, siempre que se usen con la frecuencia adecuada. Estos productos ayudan a retirar el exceso de escama y grasa que afecta al crecimiento de la melena y también a la seborregulación; lo que ocurre si nos pasamos es que «se puede generar una deshidratación excesiva del cuero cabelludo y acabar actuando como un irritante que produzca incluso dermatitis». Así que con moderación, es un plus.

¿Y los llamados pre champús? Nos referimos los productos recién aterrizados en el mercado cosmético para, supuestamente, preparar al pelo antes del lavado. Sí pueden ser útiles, pero no a diario. «Habitualmente el agua y cualquier producto que utilizamos para nuestro cabello puede producir cierto daño en la cutícula y por tanto afectar a la calidad del mismo, es por eso que es interesante el concepto de pre-champú, que actúa como una película que hidrata y protege a nuestro pelo de estos posibles agentes externos». Lo ideal es utilizarlo en situaciones en las que observamos que la melena está más encrespada o seca, o en el verano cuando suele dañarse más por culpa del sol, el cloro y el salitre. Si nos vamos a los gadgets caseros, aupados y seguramente magnificados por las redes sociales, nos encontramos con los masajeadores de cuero cabelludo. ¿Merecen la pena? «No existe evidencia científica que apoye que mejoren la calidad del cabello ni su crecimiento. Podría ser interesante su uso cuando utilizamos algún tipo de aceite hidratante para favorecer una distribución homogénea que ponga en contacto este tipo de productos con nuestro cuero cabelludo, pero siempre debe realizarse de forma suave, evitando cualquier tipo de traumatismo o de retirada de escamas de forma agresiva», puntualiza el Dr. Jorge Arroyo.

Invierno, mala época

Otro factor que también influye son las bajas temperaturas. El frío, el aire más seco y las calefacciones eliminan la humedad de la piel, y el cuero cabelludo es piel, explica Nuria Aluart, fundadora de la tienda de cosmética online mumona.com. «Además, en esta época hacemos mayor uso del agua caliente para combatir el frío, y esto puede tener efectos negativos tanto en el cuero cabelludo como en el cabello, porque elimina los aceites naturales que producen las glándulas sebáceas dejando el cuero cabelludo seco y tirante y el pelo deshidratado, pérdida de brillo y encrespamiento. Además, el calor excesivo empeora afecciones como la dermatitis seborreica, ya que pueden inflamar y sensibilizarlo más».

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