
Cada día te atraviesan infinidad de estímulos sensoriales. ¿Puedes recordarlos? FOTO: Pexels.
CUERPO
Así puedes entrenar tus sentidos para fortalecer tu memoria sensorial
Tu memoria también tiene un componente sensorial, y entrenarla puede ayudarte a recordar detalles con mayor precisión y durante más tiempo. El primer paso, prestar atención a tus cinco sentidos.
Por María Corisco
30 DE ABRIL DE 2025 / 13:30
Si te preguntas de qué depende que tengas más o menos memoria, es fácil que pienses en tu edad, inteligencia, capacidad de retentiva y otras habilidades que pueden ser tanto genéticas como adquiridas. También te habrás dado cuenta de que tienes más o menos facilidad para recordar los sucesos lejanos o cercanos en el tiempo, las tareas que tienes pendiente o las experiencias que más huella dejaron en ti. A todo esto puedes sumar, además, un tipo de memoria en la que tal vez no hayas pensado: la memoria sensorial.
Se trata de un concepto que alude a la capacidad de tu cerebro para retener información percibida a través de los sentidos durante unos pocos segundos. Es el primer paso en la formación de recuerdos. Filtra lo que considera relevante antes de que la información pase a la memoria a corto y largo plazo.


Se trata de un filtro necesario ya que constantemente recibes un sinfín de estímulos sensoriales a los que, normalmente, no haces ni caso. Un pitido, el tacto de la encimera, las caras de las personas con las que te cruzas por la calle, el sabor del café de cada mañana… No puedes pretender recordarlo todo pero entrenar los sentidos puede potenciar la capacidad de tu memoria sensorial y hacer que recuerdes detalles con mayor precisión y profundidad.
Memoria visual
En los años 60, el investigador George Sperling, autor de The Information Available in Brief Visual Presentations, realizó experimentos sobre la memoria icónica o visual. Sperling encontró que «esta memoria tiene una capacidad casi ilimitada, pero se desvanece en menos de un segundo«.
Entrenarla te puede ayudar a retener información visual con mayor claridad y durante más tiempo, así como a ser de esas personas que no olvidan una cara. Para ello, puedes utilizar mapas mentales y diagramas visuales que te ayudan a asociar conceptos con representaciones gráficas.
Memoria auditiva
El concepto de memoria auditiva o ecoica fue introducido por Ulric Neisser en su libro Cognitive Psychology. Neisser propuso que «esta forma de memoria sensorial permite al cerebro procesar estímulos auditivos que persisten durante unos segundos después de ser escuchados». Estimularla es clave para recordar información verbal y auditiva. Para ello, hay distintas fórmulas:
- Atender sonidos o palabras y luego intenta recordarlos en orden. Usa secuencias de números, letras o tonos musicales.
- Escuchar canciones y trata de identificar instrumentos individuales o recordar letras.
- Usar audios para estudiar, alternando la repetición con la transcripción.
Memoria táctil
La memoria táctil o háptica ha sido explorada por Bliss, Crane y Townsend, quienes señalaron que «tiene una capacidad limitada y su información se desvanece en cuestión de segundos si no es transferida a la memoria a corto plazo o no recibe atención activa». En sus investigaciones vieron que «los estímulos táctiles breves son fundamentales para tareas prácticas como la manipulación de objetos y la percepción espacial, ya que proporcionan información inmediata y esencial al sistema nervioso para la interacción con el entorno».
Para entrenar esta memoria y asociar experiencias táctiles con eventos o aprendizajes, puedes seguir las siguientes estrategias:
- Cierra los ojos y toca objetos con texturas diferentes (liso, rugoso, frío, caliente). Luego, intenta identificar y describir cada sensación.
- Usa actividades como moldear plastilina o manipular objetos pequeños y trata de memorizar cómo se sienten en tus manos.
- Prueba escribir en diferentes superficies (papel liso, rugoso, con relieve) para asociar texturas con ideas.
Memoria olfativa
La memoria olfativa es la capacidad de recordar olores y asociarlos con experiencias o emociones. Ha sido estudiada por varios investigadores, entre ellos Rachel Herz, que vio cómo los olores están fuertemente vinculados a las emociones y los recuerdos autobiográficos y descubrió que «pueden evocar recuerdos más intensos y emocionales que otros estímulos sensoriales como imágenes o sonidos». Desde su perspectiva, entrenarla puede «mejorar la memoria emocional y reducir el estrés al evocar recuerdos positivos». Por su parte, Johan Lundström ha investigado cómo los olores influyen en la toma de decisiones y que «asociar olores con conceptos o tareas puede mejorar la retención de información». Para entrenarlo proponen:
- Asociar un aroma específico a una actividad o tema (por ejemplo, lavanda mientras estudias o menta durante un repaso).
- Oler especias o perfumes y tratando de recordar cada aroma después de unos minutos.
- Usar aceites esenciales o velas aromáticas para anclar recuerdos emocionales positivos.
Memoria gustativa
Se refiere a la capacidad de recordar sabores y asociarlos con experiencias. Entre los investigadores destacados está Charles Spence, que descubrió cómo el sabor no sólo involucra la lengua, sino también el cerebro, integrando otros sentidos como el olfato y la vista. Spence encontró que los sabores pueden evocar recuerdos intensos, especialmente si están vinculados a experiencias emocionales.
Puedes entrenarla así:
- Relaciona sabores con conceptos específicos (por ejemplo, un caramelo dulce para recordar algo positivo o un sabor amargo para datos difíciles).
- Prueba alimentos con diferentes perfiles de sabor y trata de describirlos y memorizarlos en detalle.
- Usa sabores únicos al aprender algo importante y reintroduce el sabor cuando necesites recordar.
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