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¿Te imaginas un ejército de células zombis en tu cuerpo? FOTO: Pexels.

CUERPO

Qué son las células zombis que te hacen envejecer antes de tiempo y cómo bloquearlas

Son aquellas que, aunque ya no cumplen su función, se niegan a morir y pueden sembrar silenciosamente el caos en tu organismo y acelerar su envejecimiento.

Por María Corisco

14 DE FEBRERO DE 2025 / 13:45

Tu cuerpo tiene alrededor de 37 billones de células. Esta enormidad, difícilmente imaginable, funciona según sus propios códigos y mecanismos, intrincados y maravillosamente complejos. Las células normales, es decir, la inmensa mayoría, tienen un ciclo de vida definido: nacen, cumplen su función y, al final, si están dañadas o ya no son necesarias, mueren mediante un proceso llamado apoptosis (muerte celular programada).

Este suicidio celular es crucial para mantener el equilibrio y la salud de los tejidos. Pero no siempre se cumple este proceso y, en ciertos casos, algunas células dañadas o envejecidas no mueren como deberían: en lugar de desaparecer, entran en un estado de hibernación que se conoce como senescencia: dejan de dividirse y pierden su función original, pero siguen vivas. Por eso se conocen también como células zombis, porque continúan activas cuando deberían estar muertas y actúan como tales:

  • No cumplen ninguna función útil.
  • Dañan su entorno: Secretan sustancias inflamatorias y dañinas que afectan a las células sanas cercanas.
  • Se acumulan con la edad: A medida que vas cumpliendo años, el sistema inmune pierde eficiencia para eliminarlas, lo que contribuye al envejecimiento y a enfermedades asociadas.
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Inicialmente, la senescencia de las células es una respuesta protectora del cuerpo para evitar, por ejemplo, que las células dañadas se vuelvan cancerosas. Pero su persistencia y acumulación terminan por convertirlas en un problema para el organismo, acelerando el deterioro relacionado con la edad. Por eso, los investigadores están buscando formas de eliminarlas o neutralizarlas para mejorar la salud y prolongar la vida.

Las células entran en senescencia como una respuesta natural a ciertos daños o al estrés. Algunos desencadenantes comunes son:

  1. Daño al ADN: puede ser causado por radiación, toxinas o simplemente por el desgaste natural del tiempo.
  2. Acortamiento de los telómeros: los telómeros son como capuchones en los extremos de los cromosomas que se acortan con cada división celular. Cuando son demasiado cortos, la célula ya no puede dividirse de manera segura y entra en senescencia.
  3. Estrés oxidativo: el exceso de radicales libres daña las células y puede inducir la senescencia.
  4. Respuesta protectora al cáncer: si una célula tiene un daño genético significativo, entrar en senescencia es una forma de evitar que se transforme en una célula cancerosa.

El problema es que las células senescentes son un doble filo: ayudan a proteger al cuerpo al detener la proliferación de células dañadas, pero cuando no se eliminan correctamente, contribuyen al envejecimiento y a la aparición de enfermedades.

Las células zombis desempeñan un papel crucial en el proceso de envejecimiento porque contribuyen a la inflamación crónica de bajo grado, conocida como inflamación relacionada con la edad o «inflammaging». Esto puede acelerar el desgaste de tejidos, aumentar el riesgo de enfermedades asociadas al envejecimiento (como cáncer, enfermedades cardiovasculares o diabetes tipo 2) y perjudicar la regeneración celular.

Así, en un trabajo publicado en Nature y liderado por la doctora Pura Muñoz-Cánoves, profesora de Investigación ICREA, se demostró que «la reducción de la carga de células senescentes (ya sea mediante tratamientos genéticos o farmacológicos que inducen la muerte de estas células) mejoraba la regeneración de los músculos envejecidos y, de forma inesperada, también de los músculos jóvenes». Según explica la experta, «esto es coherente con la idea de que las células senescentes, incluso en tejidos jóvenes, crean un microentorno hiperinflamado que refleja la inflamación asociada en el envejecimiento».

  1. Propagan daño a células cercanas: a través de un fenómeno llamado fenotipo secretor asociado a la senescencia (SASP), liberan moléculas inflamatorias, enzimas destructivas y señales que alteran el entorno celular.
  2. Interrumpen la reparación de tejidos: al acumularse en órganos y tejidos, interfieren con la capacidad del cuerpo para regenerarse.
  3. Contribuyen a enfermedades crónicas: su acumulación está vinculada a trastornos como fibrosis, osteoporosis, arteriosclerosis y enfermedades neurodegenerativas.

Las investigaciones sugieren que controlar las células zombis podría ser clave para retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades relacionadas con la edad. Aunque todavía se está en las primeras etapas, los avances en esta área podrían revolucionar la medicina antienvejecimiento y mejorar significativamente la calidad de vida.

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De forma resumida, hay dos estrategias principales en desarrollo para abordar las células senescentes:

  • Eliminar directamente las células senescentes: se están desarrollando medicamentos llamados senolíticos, que identifican y destruyen específicamente estas células. Este enfoque ha demostrado mejorar la función de órganos, reducir la inflamación y extender la vida útil en modelos animales.
  • Neutralizar sus efectos: en lugar de destruirlas, se utilizan senomórficos que inhiben la secreción de las sustancias inflamatorias y dañinas (conocidas como SASP, por sus siglas en inglés) que liberan estas células. Esto ayuda a reducir la inflamación y el daño a las células vecinas.