Postmenopausia, la etapa para despedirse de algunos síntomas y abrazar la madurez

¿Qué tienen en común Nicole Kidman, Demi Moore, Tilda Swinton o Pamela Anderson? Además de ser actrices que están viviendo un resurgir profesional, todas se encuentran, por su edad (mayores de 57  y menores de 65), en postmenopausia. Con este término se conoce a la tercera etapa del climaterio, esa que llega tras la perimenopausia y la menopausia como tal. «Se trata del periodo de tiempo que comienza con la interrupción permanente de la menstruación -tras 12 meses seguidos sin regla- y acaba a los 65 años», define el doctor José Luis Rodríguez Letamendia, jefe de ginecología del hospital HLA Universitario Moncloa, del grupo ASISA. Cumplidos los 65 se entra en lo que, médicamente, se denomina tercera edad.

Dado que, en España, la llegada media de la menopausia se sitúa en torno a los 51 años, podría decirse que esta tercera fase dura, aproximadamente, unos 15 años. Una época en la que coinciden la instauración de los cambios hormonales con una transición hacia la madurez en todos los sentidos. Es lo que muchos expertos están empezando a llamar edad de la renovación. Esa en la que la mujer se encuentra con la plenitud profesional y, en muchos casos, también personal.

El fin de algunos síntomas

Una de las buenas noticias de entrar en postmenopausia es que, progresivamente, parte de la sintomatología relacionada con el desequilibrio hormonal va desapareciendo. Por ejemplo, los sofocos. «De hecho, habitualmente comienzan en la perimenopausia y se extienden dos años más desde el fin de la menstruación», afirma el ginecólogo. Por tanto, una molestia menos. También va disipándose esa molesta niebla mental responsable de olvidos, despistes… «Es una consecuencia directa de la bajada de estrógenos, que actúan directamente sobre receptores cerebrales. No obstante, es transitoria y va desapareciendo a medida que el cerebro se acostumbra a trabajar sin estrógenos», explica.

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También es común que se atenúen los problemas de sueño, los cambios de humor e, incluso, la sensación de fatiga. En definitiva, esa cascada de síntomas que resultan especialmente molestos en el día a día. Lo que sucede no es otra cosa que una adecuación del organismo. El cuerpo ha vivido una oleada de cambios que tiene que asumir para seguir funcionando. También es importante la parte personal: la mujer, según cumple años, gana en seguridad y madurez, lo que le lleva a entender que, una vez más, ha vuelto a cambiar, pero que la vida continúa.

Problemas sexuales

Sin embargo, no todo es tan optimista. El doctor Rodríguez Letamendia advierte que es «precisamente tras la menopausia cuando aumenta el riesgo de presentar ciertas enfermedades». Por un lado, es una cuestión de edad y, por tanto, de envejecimiento. Pero, por otro, son consecuencia de los cambios hormonales vividos. Es decir, son también síntomas, pero estos no se ven. Entre ellos, el experto de ASISA se refiere a las enfermedades cardiovasculares («las afecciones cardíacas son la principal causa de muerte tanto en mujeres como en hombres», recuerda); la osteoporosis y el aumento de peso.

Otros aspectos que, según el doctor, suelen acentuarse si no se tratan a tiempo son la incontinencia urinaria y los problemas en las relaciones sexuales. En resumen, si bien los signos más tediosos de la menopausia se despiden, hay que estar atenta a los que no dan la cara de forma tan abrupta, pero que sí pueden comprometer el bienestar y la salud de la mujer.

Cuidarse más en postmenopausia

La clave, por tanto, es cuidarse más y más. Todos los expertos insisten. La menopausia es una fase natural -ni una enfermedad ni nada parecido-, pero afecta a muchas facetas de la vida. Por eso, cuanto más se entiendan los cambios y mejores hábitos se tengan, mejor se transitará por los años de la postmenopausia. Seguir una alimentación saludable, hacer ejercicio de forma regular, limitar el alcohol y establecer rutinas de descanso son puntos innegociables. Rodríguez Letamendia insiste también en la importancia de las revisiones médicas de carácter preventivo, sobre todo, para vigilar la salud cardiovascular y ósea.

Tampoco hay que dejar de lado la actividad sexual. «Es importante para mantener el bienestar, pero, además, para combatir el síndrome genitourinario«, señala. De hecho, se suele decir que el orgasmo es la mejor herramienta para mantener un suelo pélvico en forma y, de paso, liberar estrés. Por otro lado, como recuerda el ginecólogo, durante estos años hay que apostar por llevar una vida activa. Quedar con amigos, viajar, hacer ejercicio y cuidar la salud mental son fundamentales para disfrutar de esta nueva etapa hacia una madurez plena.