
El escritor y conferenciante Álex Rovira, en la sede de Vocento en Madrid./ Foto: Luca López Ormazábal.
DKV WELIFE FESTIVAL
Álex Rovira: «El dolor te hace pensar, es un gran maestro»
El autor del libro "Tu mentalidad buena suerte", entre otros best-sellers, defiende que los momentos de crisis a menudo nos conducen a un proceso de transformación vital.
26 DE JULIO DE 2024 / 08:32
¿La buena (o la mala) suerte es simple cuestión de azar, o podemos construirla nosotros mismos? Hace 20 años, el libro «La buena suerte» se convirtió en un best-seller mundial a partir de la defensa de la segunda de estas premisas. Uno de sus autores, Álex Rovira, ha seguido publicando obras exitosas; en la última de ellas («Tu mentalidad buena suerte») explora las claves de la prosperidad. Rovira será uno de los ponentes estrella de DKV WeLife Festival, donde el sábado 26 de octubre dará una charla titulada «Aprende a cambiar tu destino».
Economista y MBA por ESADE, este barcelonés de 55 años se define como experto en procesos de transformación y cambio cultural en las organizaciones. Porque a eso es, al final, a lo que se dedica: a pulsar ese «clic» que a veces nos empuja a modificar nuestra mentalidad y, en consecuencia, nuestra vida. Charlamos con él como aperitivo a su intervención en el gran evento de bienestar de WeLife.
En el libro haces tuya esa conocida máxima de Proust de que «aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia». Pero, ¡qué difícil es cambiar!
Sí, lo que pasa es que al cambio se llega o bien por convicción o bien por crisis. El cambio por convicción yo diría que sólo lo realiza un 5% de la población. El cambio por crisis es mucho más frecuente; se produce a partir de un momento crítico de la vida, durante el cual, en vez de caer en la resignación o la victimización, las personas se preguntan: «¿Cómo puedo mejorar mi patrón de comportamiento?» Es decir, miran hacia dentro. Existen muy buenas herramientas para propiciar un cambio, pero antes tiene que haber una decisión de querer cambiar. Me gusta mucho una frase del poeta persa Rumi en la que dice que por la herida es por donde entra la luz.


A menudo escuchamos el testimonio de alguien que, tras pasar por una circunstancia trágica, asegura que es más feliz.
Las personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte, las que han sufrido un accidente grave y se han tenido que rehabilitar, las que han perdido a un hijo… han tocado la vulnerabilidad, la fragilidad, la impotencia, el dolor profundo. Y en esos casos se produce una crisálida (crisis: crisálida), una transformación que puede ser radical. ¿Por qué? Porque cambia la escala de valores y en consecuencia también cambia la personalidad. Es entonces cuando se dan cuenta de que la calidad de vida está, evidentemente, en tener unos mínimos que nos permitan vivir con dignidad, pero hay otras cosas que dan mucho más sentido a la existencia. Y ahí entonces nos podríamos ir al estoicismo o a Viktor Frankl.
¿Crees que el mítico libro de Frankl, «El hombre en busca del sentido», sigue teniendo vigencia hoy en día?
Para mí es uno de los cinco libros top de ensayo de la historia de la literatura. Frankl nos da tres ideas fundamentales. La primera es que te lo pueden quitar todo (a él le torturaron en los campos de exterminio nazis, mataron a sus padres…), pero nunca te podrán quitar la libertad de elegir tu mejor actitud ante cualquier circunstancia. Eso es algo muy estoico… El segundo gran hallazgo de Frankl es que el sentido es la pieza fundamental que nos sostiene en la existencia. Y ahora llega lo más importante, porque cuando nos referimos a Frankl siempre se habla de la actitud y el sentido, pero no del amor. Y, según él, al final el sentido te lo da amar a alguien o algo. En su práctica clínica, Frankl atiende a pacientes que lo han perdido todo: el negocio, la familia… Les pregunta: «¿Y usted por qué no se ha suicidado?» Las respuestas son del tipo: «Porque quiero reconstruir esta ciudad», «porque me queda un solo amigo que está malherido y quiero cuidarle»…
Es una lástima que el ser humano tenga que pasar por experiencias tan duras para entender todo eso…
Ese es el código de la naturaleza. Tú no te cuestionas nada si no tienes dolor. Si eres capaz de superar las emociones que se enquistan (la rabia, la no aceptación, la frustración…), el dolor te hace pensar, es un gran maestro. Y ahora vendría Buda: «El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional». El sufrimiento es la recreación mental y constante del dolor; hay personas adictas al sufrimiento; es la adicción a la posición victimizada, que no deja de ser una posición infantil en la que renunciamos a ser adulto para devenir en niño.

Aunque nos sepamos la teoría del pensamiento positivo, nos cuesta llevarla a la práctica. Vamos a un ejemplo concreto: ¿qué hacemos cuando nos metemos en la cama y, en vez de conciliar el sueño, nos sumergimos en un bucle de pensamientos negativos?
Por ejemplo, hacer un mindful self talk o soliloquio consciente. Al verbalizar tus propios conflictos, te escuchas. Se ha observado que esta práctica baja el estrés. Cada vez hay más investigación que demuestra cómo una herramienta tan simple puede tener un efecto tan potente. Otra opción es buscar ayuda, hacer terapia. Hay personas a las que les puede ser útil una terapia más cognitiva; a otras, una terapia psicoanalítica. Pero esto es como un dolor de muelas: que hay quien espera. Y el dolor que te puede generar una intervención del dentista nunca será tan grande como el dolor que te lleva al dentista. Lo mismo sucede en el ámbito de lo emocional. Volviendo a los pensamientos obsesivos: se calcula que tenemos entre 40.000 y 70.000 pensamientos al día, de los cuales la inmensa mayoría son repetitivos y no conscientes. La mente no necesita funcionar tan acelerada.
¿Qué papel juega el ejercicio en todo esto?
Con hacer yoga, pilates, taichí o natación ya se produce una liberación, pero se consigue trabajando no sólo el cuerpo, sino también tomando consciencia de la emoción, del funcionamiento del pensamiento. Por eso es tan importante combinar la actividad física con una gestión emocional que integre el cambio de hábitos y de creencias.
En tu Escuela de Transformación Vital potencias el crecimiento personal y profesional de los alumnos. Suena muy ambicioso…
No lo hago yo solo. También Walter Riso, Antoni Bolinches, Francesc Miralles, Ana Asensio, Irene Villa… y muchos otros profesionales que han colaborado conmigo. En cuatro años hemos tenido 24.000 alumnos de todo el mundo.
¿Podrías relatar algún caso del que estés especialmente orgulloso?
Una mujer a cuya hija le diagnosticaron un cáncer fulminante cuando tenía 19 años. Murió en cuatro meses. (Se emociona). Bueno, pues esta madre se apuntó a la escuela cuando la abrí, justo en la pandemia. Estaba desorientada, no quería vivir. Fue haciendo los distintos cursos. Un día, precisamente cuando estábamos hablando de Viktor Frankl y del sentido, tuvo un cambio de chip muy bestia. Me dijo: «Álex, a mi hija le encantaba la moda y diseñaba muy bien. ¿Y si retomo sus diseños y les doy vida?» Eso fue lo que hizo, y el dinero que iba ganando lo daba a asociaciones de maltrato, con lo cual empezó a ser una persona muy querida y admirada. Ella ahora siente que está honrando la memoria de su hija. Se trata de encontrar la gracia en la desgracia, el don en la herida.
Otro de los temas que abordas en tu libro es el de la comparación. En los tiempos de las redes sociales, parece imposible evitar compararse con los demás…
Si te comparas, siempre pierdes. La comparación es el síntoma de que hay algo en ti que no está funcionando como debería y, por lo tanto, no te mides a partir de tu propio valor, sino que estás constantemente en la referencia del otro. La comparación lleva el mecanismo de la envidia, que a su vez es la admiración vestida de frustración.
Defiendes que no hay mayor dolor que el de los sueños no realizados. ¿Tú has cumplido todos los tuyos?
Yo a lo largo de la vida me he transformado muchas veces, algunas de ellas por convicción. Me he cambiado de trabajo, de lugar de residencia… y también me he movido por crisis. Por lo tanto, he visto muchos de mis sueños realizados. Me considero muy afortunado. Pero siempre hay nuevos anhelos que van surgiendo porque la vida va avanzando y tienes otros desafíos: tener buena salud, mantener el amor en la pareja, acompañar a los padres… Es decir, todas las dimensiones que nos dan paz y alegría.
Álex Rovira participará el sábado 26 de octubre en DKV WeLife Festival. Puedes conseguir tu entrada en welifefestival.es
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