Cuándo debes escuchar a tu voz interior y por qué a veces tendrías que amordazarla

Una de las primeras pegas que se suelen poner a la meditación es el clásico «yo no puedo hacerlo, soy incapaz de poner la mente en blanco«. Si te has visto pronunciando esta frase, te habrás dado cuenta de una realidad que a menudo se escapa: constantemente, a todas horas, llevas contigo una voz interior que te habla sin parar. Puede recordarte lo que tienes que comprar en el súper, la conversación que tuviste con tu pareja o los planes del fin de semana, pero lo más interesante es dar un paso más allá y observar cómo te habla esa voz y cómo te hace sentir. Porque el diálogo interior puede ser positivo, pero también un auténtico bocazas o, incluso, un saboteador de tu bienestar.

De todo esto, y de cómo la neurociencia ha investigado acerca de esta voz interna, habla Ethan Kross en su libro Cháchara, por qué es tan importante la voz interior en tu cabeza. Kross, que es doctor en Psicología y director del Emotional Control Laboratory de la Universidad de Michigan, se ha metido a explorar cómo la influencia de la voz interior puede ser tanto positiva como negativa: «Es indispensable para procesar experiencias, tomar decisiones y reflexionar sobre nuestra vida. Sin embargo, cuando se transforma en una charla negativa, puede volverse debilitante y causar ansiedad, estrés y rumiación».

TE PUEDE INTERESAR

Simone Biles y la importancia de hablar públicamente de la salud mental

Cómo no hacer montañas de un grano de arena, según el psicólogo Rafael Santandreu

En el libro, Kross pone numerosos ejemplos de cómo el discurso interno puede ser el mejor amigo y el peor enemigo. Por ejemplo, un estudio canadiense sobre jugadores de dardos descubrió que el diálogo interno negativo -ese «ya verás cómo fallo»- da como resultado una menor puntuación en la tirada. Y, en cambio, el diálogo interno positivo establece un marco favorable para las tareas psicomotoras y también agudiza la habilidad, incluso a la hora de dar un buen golpe en el golf.

También puede ser motivo de ensayos y de poesías, como ese «converso con el hombre que siempre va conmigo» que escribió Machado. La voz está ahí, y va a seguir estando porque la necesitamos; eso sí, se trata de gestionarla para «transformar nuestras vidas, mejorar la claridad mental, el bienestar emocional y el rendimiento bajo presión».

Cuándo es mejor acallar la voz interior

Hay momentos, señala Kross, en los que es importante hacer esfuerzos para acallar o redirigir esa voz que te está dañando:

• En situaciones de alta ansiedad o estrés. Si empiezas a rumiar con pensamientos repetitivos que incrementan la ansiedad, es mejor interrumpir ese ciclo. En estos casos, puede ser útil desviar la atención hacia actividades que ocupen tu mente de forma positiva, como el ejercicio, la música o la meditación.
• Cuando se vuelve excesivamente autocrítica. Decirte a ti mismo que todo lo haces mal, que eres un desastre o que otra vez estás en las mismas termina afectando a tu autoestima. En estos casos, Kross recomienda practicar el autodiálogo en tercera persona o recurrir a técnicas de autocompasión para suavizar la dureza del discurso interno.
• Cuando es demasiado analítica. A veces se cae en la trampa de analizar en exceso situaciones, conflictos o asuntos pendientes. Pero esto puede llevar a una parálisis por análisis y, en consecuencia, a no ser capaz de tomar decisiones. En estos momentos, silenciar la voz interna mediante el uso de rituales (como contar o realizar una rutina predefinida) puede ayudarte a disminuir la rumiación y actuar de manera más eficaz​.

Y cómo puedes aprovecharla

• Pon distancia emocional. Kross sugiere practicar el distanciamiento emocional para observar el problema desde una perspectiva más objetiva. La idea es no hablarte en primera persona, sino en segunda o tercera persona. Si en vez de preguntarte «¿cómo voy a ser capaz de manejar esta situación?», te lo planteas como si le estuvieras aconsejando a un amigo o viendo las opciones de un tercero, podrás ver la situación desde fuera, lo que reduce la carga emocional y facilita la solución de problemas.
• Reformula tu pensamiento. Cambiar la perspectiva en que interpretas una situación puede ser muy útil. En lugar de ver los problemas como amenazas, trata de replantearlos como desafíos. Este enfoque no niega las dificultades, pero las presenta de manera más manejable y menos agobiante.

• Crea una narrativa coherente. Kross explica que escribir sobre tus experiencias puede ayudarte a crear una narrativa coherente. Este proceso de escritura reflexiva organiza tus pensamientos, reduce la rumiación y te permite encontrar sentido en lo que estás viviendo. Con ello logras disminuir el estrés y consigues avanzar.
• Buscar el consejo de los demás: «Curiosamente, somos mejores para aconsejar a los demás que a nosotros mismos. Hablar con un amigo de confianza y pedir su opinión puede ayudarte a ver tus problemas de manera más clara y realista, beneficiándote de su perspectiva externa y más objetiva​», señala Kross

Como resumen, Kross señala que la clave no es silenciar completamente la voz interna, sino aprender a controlarla y aprovecharla como una herramienta positiva cuando es necesario, mientras que también debemos reconocer los momentos en los que es mejor redirigir nuestra atención o calmar esa voz para evitar el estrés y la ansiedad.