Hay que ser agradecido y conceder a las cosas buenas que nos pasan en la vida el valor y el espacio que merecen. FOTO: Pexels.
Mente
Cómo superar el sesgo de negatividad para ver el lado bueno de las cosas y no siempre lo malo
El cerebro está programado para centrar su atención en lo que va mal. Un sesgo cognitivo que puede acabar teniendo un gran impacto sobre el bienestar y la autoestima. Pero es muy fácil ponerle remedio.
Por Marcos López
28 DE MARZO DE 2025 / 08:00
El mundo no es, ni mucho menos, perfecto. Por lo que también es necesario ver el lado malo las cosas. Llevar a cabo un control de calidad con el que detectar los errores y corregirlos. El problema viene cuando esta mirada crítica toma las riendas y (casi) nunca te deja ver la parte buena. Como si todo lo que hay en tu vida fuera defectuoso. Lo que, más que hacerte sentir frustrado, te amarga la existencia. Pero no te preocupes. Simplemente te estás dejando llevar por el sesgo de negatividad. Y ponerle remedio es muy sencillo.
La doctora Alina Kastner, psicoterapeuta y autora del libro Break Up with Narcissism: How to Break Free and Stay Free, explica que «el sesgo de negatividad es inherente al ser humano. Se trata del instinto por el que las personas nos centramos en lo que va mal en lugar de en lo que va bien. Que hace que un único mal momento parezca mucho más significativo que muchos otros buenos».
Por tanto, este sesgo tiene por único fin que te llame la atención lo negativo. Pero como destaca la experta «hay una buena noticia: no tiene por qué ser así«. Te contamos cómo superarlo para que, por fin, te fijes más en el lado bueno de las cosas y seas mucho más feliz.
Una crítica vale más que mil elogios
Poco importa que tus triunfos vengan envueltos en un mar de alabanzas. Siempre hay algún comentario crítico que no te deja disfrutar de tu éxito. Y da igual que esta voz disonante, por lo general fruto de la envidia, se diluya en el coro de elogios. Es la única que resuena en tu cabeza. Una y otra vez. Machacándote.
Lo mismo sucede con los días que, absolutamente idílicos, sientes que se acaban arruinando ante cualquier pequeña eventualidad. Como si una nimiedad tuviera más peso que una (muy) agradable compañía, un entorno paradisíaco o un millón de actividades disfrutables. De no ponerle remedio, tu sesgo de negatividad puede acabar tomando el control de tu mente.
Viene impreso en tu cerebro
Tu caso no es, ni mucho menos, exclusivo. Por el contrario, le pasa a todo el mundo. Reaccionar de forma más contundente ante los estímulos negativos que ante los positivos es un mecanismo de supervivencia que ha permitido la evolución del ser humano. No en vano, ayuda a sopesar los riesgos para la integridad física y emocional. Cuando no para la vida. Por achuchable que parezca, no es muy recomendable acercarse a un gran felino para acariciarlo. Tampoco sentarse y deleitarse con una bonita puesta de sol cuando el entorno está plagado de depredadores. Mejor centrarse lo negativo, en la amenaza que supone su presencia, y salir corriendo.
Y esto es exactamente lo que provoca el sesgo de negatividad. Los estímulos positivos, como ha constatado la Universidad de Friburgo, promueven la liberación de dopamina. O lo que es lo mismo, una sensación de placer y bienestar. Pero los negativos disparan la producción de norepinefrina, una hormona del estrés que activa el sistema nervioso simpático. Para que el cuerpo se llene de energía con la que luchar o huir.
La vida puede ser maravillosa
Pero tu vida no está en peligro. Da igual. Tu cerebro seguirá priorizando su visión de lo malo sobre lo bueno. Poniéndote en riesgo de caer en una espiral de pensamientos negativos que mermen tu autoestima. Así que tienes que parar. Hacer una pausa para, como indica la doctora Kastner, «reflexionar sobre los aspectos positivos de tu vida. Por pequeños que parezcan. La gratitud no consiste ignorar las cosas difíciles, sino en darle a las cosas buenas el valor y el espacio que merecen».
En definitiva, ha llegado el momento de ignorar a esa persona que siempre te está pinchando y dedicar tu tiempo y energía a tus allegados que tanto te quieren. Aunque, como concluye la psicoterapeuta, «el sesgo de negatividad siempre vaya a estar ahí. Lo que tienes que hacer es mirar en tu interior, ver lo afortunado que eres por lo que tienes y sentirte agradecido por todas las cosas buenas que te pasan en la vida».