
Es posible consolar y confortar a alguien si asumir como propio su sufrimiento. FOTO: Freepik
MENTE
Qué es la empatía vicaria y cómo evitar hacerte dueño del dolor y del sufrimiento ajeno
Absorber los problemas de otros puede llevar al desgaste emocional, la fatiga por compasión y afectar la toma de decisiones. Encontrar un equilibrio es clave para ayudar sin perderse en el proceso.
Por María Corisco
07 DE ABRIL DE 2025 / 13:30
Si alguien te preguntara si la empatía es una cualidad positiva, con toda seguridad responderías que sí. Pero lo cierto es que, en exceso, puede ser emocionalmente desgastante y convertirse en una trampa para atraer a personas manipuladoras, abusivas o egoístas. Especialmente cuando se trata de empatía vicaria.
Se trata de un término que hace referencia a «la capacidad de sentir y experimentar las emociones de otra persona de manera intensa, como si fueran propias, incluso sin haber vivido directamente la misma experiencia», explica la psicóloga Esther Cantos. Se diferencia de la empatía común en que no sólo se comprende el estado emocional del otro, sino que también se llega a internalizar y compartir su sufrimiento o alegría de una manera más profunda».


Para entender bien su significado, conviene desarrollar antes el concepto de vicario. Es un término que ha comenzado a popularizarse en los últimos años, especialmente en el contexto de la violencia de género. Etimológicamente proviene del latín vicarius, que significa sustituto o representante, y se usa para describir una experiencia indirecta, en la que una persona siente o actúa en nombre de otra. Así, cuando se habla de violencia vicaria, se hace referencia a esa violencia que se ejerce sobre una persona con la finalidad de dañar a otra. Es el caso de quienes hacen daño a un hijo para, así, hacer sufrir a su madre.
Cuando se aplica a la empatía, continúa la experta, «se puede entender como un proceso fundamental en la conexión humana que puede tener un impacto tanto positivo como negativo en la salud emocional de quien la experimenta».
Empatía vicaria y conexión emocional
Este tipo de empatía es frecuente en personas altamente sensibles, en profesionales de la salud, terapeutas o quienes trabajan en contacto directo con el dolor ajeno, lo que puede llevar a la fatiga por compasión si no se maneja adecuadamente.
- La empatía vicaria permite una mayor comprensión y sensibilidad hacia el sufrimiento o la alegría de los demás.
- Es clave en el desarrollo de relaciones afectivas sólidas, ya que fortalece el apoyo emocional entre las personas.
- Se observa con frecuencia en profesionales de la salud, terapeutas y cuidadores, quienes absorben las emociones de sus pacientes o seres queridos.
En cuanto a sus beneficios, facilita la creación de un espacio de validación emocional, en el que la persona que sufre se siente comprendida. Además, promueve la solidaridad y la cooperación, ya que impulsa la ayuda y el apoyo mutuo, y puede fomentar el desarrollo de una mayor inteligencia emocional al aprender a gestionar las emociones propias y ajenas.
Riesgos y manejo de la empatía vicaria
La empatía vicaria «es una herramienta poderosa para el cuidado emocional y la conexión humana, pero requiere un equilibrio. En la psicología y en profesiones relacionadas con el bienestar de los demás, aprender a manejar esta capacidad es esencial para evitar el desgaste emocional y seguir brindando apoyo de manera saludable».
- Fatiga por compasión: el desgaste de sentir demasiado. Ocurre cuando una persona, especialmente en profesiones de ayuda, absorbe continuamente el dolor y el sufrimiento ajeno, sin poder desconectarse emocionalmente. Entre sus síntomas más habituales se encuentra el agotamiento físico y mental, la sensación de vacío o desesperanza, irritabilidad o cambios de humor, dificultad para concentrarse y pérdida del interés en actividades placenteras. “Finalmente, puede llevar a una disminución en la calidad del trabajo y en la capacidad de brindar apoyo a los demás”.
- Estrés y ansiedad crónica. Cuando una persona con alta empatía vicaria se expone constantemente a situaciones emocionales intensas, su sistema nervioso se mantiene en un estado de hiperactivación, como si viviera en un modo de crisis constante. Esto acarrea consecuencias psicológicas y fisiológicas, como aumento del cortisol, alteraciones del sueño, tensión muscular y ansiedad anticipatoria.
- Desdibujamiento de los límites emocionales. Si tienes empatía vicaria extrema puedes tener dificultades para diferenciar entre sus propias emociones y las de los demás. Esto te lleva a cargar con problemas que no te corresponden, y a sentir una responsabilidad excesiva por el bienestar ajeno. Por ejemplo, ser incapaz de desconectarte después de haber ayudado a alguien, priorizar las necesidades emocionales de los demás por encima de las tuyas, sentirte culpable por no poder aliviar el sufrimiento ajeno…
- Depresión empática: cuando el dolor de otros se vuelve propio. Cuando la empatía vicaria es extrema, se puede terminar internalizando el dolor ajeno, experimentando síntomas similares a los de la persona afectada. Esto puede llevar a sentimientos persistentes de tristeza y desesperanza, falta de motivación y energía, desconexión con el propio bienestar emocional y aislamiento social para evitar más sufrimiento. En casos graves, esto puede contribuir al desarrollo de trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
- Inhibición del autocuidado. Cuando se prioriza constantemente el bienestar de los demás, el propio bienestar queda relegado. Esto puede manifestarse en falta de tiempo para actividades de relajación o disfrute personal, descuidar la alimentación, el ejercicio o el descanso y evitar pedir ayuda por sentirse en la obligación de ser fuerte para los demás.
A largo plazo, esto puede llevar a un desequilibrio emocional y físico que afecte seriamente a la calidad de vida.
Aprende a manejar la empatía vicaria
Gestionar la empatía vicaria de manera equilibrada es clave para mantener una conexión saludable con los demás sin descuidar el propio bienestar. Para ello, la experta da las siguientes pistas:
- Establece límites emocionales: no asumas el sufrimiento ajeno como propio.
- Practica el autocuidado: dedica parte de tu tiempo a actividades que te generen bienestar.
- Busca apoyo profesional: no tienes por qué vivirlo a solas; la terapia puede ayudar a gestionar la sobrecarga emocional.
- Desarrolla resiliencia emocional: es importante que aprendas a canalizar la empatía sin que afecte negativamente a tu salud.
- Desconecta conscientemente: Realiza pausas y ejercicios de relajación para liberar la carga emocional acumulada.
- TEMAS
- PSICOLOGÍA
WeLife hoy
Pelo electrizadoPensar en bucleOro blancoLeche sin pasteurizarGrasas en el desayunoSiguenos :)