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La convivencia entre distintas generaciones puede llegar a ser complicada. FOTO: Fotograma de Cinco lobitos

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Generación sándwich: cómo gestionar el cuidado de los hijos y de los padres sin volverse loco

Tus padres son una rebanada de pan; tus hijos, la otra. Y, en el medio, estás tú, intentando apagar fuegos de unos y otros y sintiendo que no te da la vida para más.

Por María Corisco

13 DE FEBRERO DE 2025 / 13:30

Sientes que tu vida es una yincana en la que vas de aquí para allá sin parar, pero sin un premio al final del circuito: llevas a los niños al colegio, a las extraescolares y al pediatra, pero también gestionas las citas médicas de tus padres, les haces la compra, vigilas que coman bien y te ocupas de organizar sus papeles y las ayudas sociales. Vives a caballo entre hijos y padres, y además tienes que atender a tu trabajo y a tu casa. Perteneces a la generación sándwich.

No se trata de una frivolidad para un titular o para un conversación de bar, sino de un término que refleja una situación cada vez más frecuente. Lo acuñó en 1981 la socióloga y académica estadounidense Dorothy A. Miller, y con él hacía referencia a las personas, generalmente de mediana edad, que se encuentran cuidando simultáneamente de sus hijos y de sus padres envejecidos. El sándwich actúa como metáfora de esa situación, en la que se sienten atrapados entre dos generaciones que requieren su apoyo emocional, financiero, físico y logístico.

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Miller identificó esta situación en sus estudios sobre los cambios sociales y familiares que se estaban produciendo en Estados Unidos en las décadas de 1970 y 1980, destacando el creciente envejecimiento de la población, el aumento en la esperanza de vida y el hecho de que muchas personas tenían hijos a una edad más avanzada. Esto significaba que una mayor cantidad de adultos se encontraba simultáneamente criando a sus hijos pequeños o adolescentes mientras cuidaban de sus padres ancianos.

Esa situación ha llegado también a España. «En realidad, no es que haya llegado ahora, sino que en los últimos años han cambiado algunas características sociodemográficas en nuestro país y por eso se han agudizado las consecuencias del fenómeno», explica la socióloga María Luisa Pinto. Entre estos cambios, apunta que, «además del retraso en la edad de maternidad o el aumento en la esperanza de vida, tenemos la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral, que dificulta ese rol cuidador propio de un sistema en el que se esperaba que fuera la mujer la que se hiciera cargo de la atención a padres e hijos».

Otro cambio que también ha contribuido al sándwich es la dispersión geográfica, «muchos hijos han migrado hacia grandes ciudades o al extranjero por razones laborales, lo que dificulta el cuidado de los padres y mayores y genera una mayor presión hacia quienes permanecen cerca de ellos», así como el descenso en el número de hijos, que hace que haya menos posibilidades de repartir tareas entre varios hermanos.

El efecto sándwich

Esta situación puede terminar generando una importante frustración en las familias, principalmente en las mujeres, «y está cambiando las dinámicas familiares y sociales, con un impacto directo en la planificación financiera, los servicios de cuidado y el bienestar de las generaciones involucradas».

  1. Estrés y agotamiento: las responsabilidades combinadas de cuidar a dos generaciones, además de equilibrar el trabajo y la vida personal, pueden llevar a niveles elevados de estrés, agotamiento físico y emocional, y una sensación de falta de tiempo para cuidar de uno mismo.
  2. Impacto económico: financiar la educación de los hijos mientras se pagan los cuidados de los padres mayores puede ser una carga económica considerable. Además, en muchos casos, las personas de la generación sándwich pueden tener que reducir sus horas de trabajo o incluso abandonar sus empleos para asumir el cuidado de sus familiares.
  3. Efectos en la salud mental: la presión de gestionar múltiples responsabilidades puede tener efectos negativos en la salud mental, aumentando los riesgos de depresión, ansiedad y aislamiento social. El sentimiento de culpa o la preocupación por no cumplir con todas las responsabilidades también es común.
Conciliar los cuidados puede ser una tarea titánica. FOTO: Freepik.

¿Cómo sobrellevarlo?

«Nos equivocamos si pensamos que se trata de un problema individual y que cada cual debe gestionarlo como pueda», advierte Pinto. «Estamos ante una situación que requiere una visión a largo plazo y la intervención de políticas de ayudas». En este sentido, el concepto generación sándwich ha sido ampliamente estudiado por instituciones como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y organizaciones como la Fundación Pasqual Maragall.

En sus estudios, han identificado que la falta de apoyo tanto gubernamental como del sector privado agrava la situación, con políticas de conciliación insuficientes y permisos laborales que no cubren las necesidades de este colectivo. «Además, la situación se ve exacerbada por la feminización del cuidado, ya que en la mayoría de los casos son las mujeres quienes asumen esta carga, lo que a menudo les genera agotamiento físico y emocional».

  • Organiza y planifica tu tiempo. Puedes crear un calendario semanal para planificar las actividades y compromisos de padres e hijos. Es importante priorizar tareas, identificando qué es urgente y qué puede esperar. Y, siempre que sea posible, delegar tareas e involucrar a otros miembros de la familia.
  • Busca apoyo externo. En el caso del cuidado a los padres, valora la posibilidad de contratar servicios de asistencia si necesitan atención diaria. En el de los hijos, las guarderías y actividades extraescolares ayudan a liberar algo de tiempo. Pueden ser muy útiles los grupos de apoyo y las asociaciones de cuidadores, que orientan sobre recursos para equilibrar estas responsabilidades.
  • Fomenta la autonomía de los padres e hijos. Para reducir la carga de responsabilidad directa, intenta que tanto hijos como padres sean lo más autónomos posibles. Enseña a tus hijos a colaborar en las tareas domésticas o el cuidado de los abuelos, promoviendo un ambiente de cooperación.
  • Pide ayuda. No intentes hacerlo todo tú, debes saber pedir ayuda, especialmente en situaciones de emergencia o imprevistos.
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  • Cuídate. Dedicar tiempo a uno mismo es crucial para evitar el agotamiento. Tal vez te ayude alguna actividad que te permita desconectar y relajarte, como el ejercicio, la meditación o alguna afición personal. Se trata de no sobrecargarse emocionalmente y de buscar un equilibrio entre el cuidado de otros y el cuidado de uno mismo.
  • Comunicación abierta. No siempre es fácil, pero hablar de forma abierta y honesta con los hijos y los padres sobre las dificultades y expectativas puede ayudar a gestionar mejor las expectativas y fomentar la empatía mutua.
  • Aprovecha las políticas laborales de conciliación. No tengas miedo a consultar acerca de las políticas de conciliación, como horarios flexibles, teletrabajo o permisos laborales por cuidado de familiares. Aprovecha también cualquier recurso que ofrezcan las empresas, como asistencia médica o servicios de orientación familiar.
  • Explora apoyos institucionales. Busca programas o servicios de ayuda del gobierno o del sistema sanitario para el cuidado de los ancianos o de los niños. En España, algunas comunidades autónomas ofrecen recursos para el cuidado de personas dependientes.
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