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La psicología contemplativa está desarrollando técnicas para aumentar el bienestar. FOTO: Pexels.

MENTE

Qué es la psicología contemplativa y cómo combinarla con el mindfulness para reducir el estrés

Esta fusión de ciencia psicológica actual y tradiciones espirituales está desarrollando técnicas para aumentar el bienestar.

Por Paka Díaz

27 DE MARZO DE 2025 / 14:00

Hace unos años, a la gente que hacía meditación se les miraba con una cierta condescendencia. Un poco como a hippies trasnochados que vivían su espiritualidad como si fuera una medicina. Hoy están demostrando científicamente, tanto cualitativa como cuantitativamente, los beneficios de la meditación en el organismo. Y lo cierto es que son muy sanadores. Entre otros, meditar mejora la presión arterial y fortalece el sistema inmune.

Uno de los pioneros de la meditación en España es el catedrático en Psiquiatría Javier García Campayo. Director del primer Máster de Mindfulness en nuestro país, en la Universidad de Zaragoza, lleva años estudiando la psicología contemplativa. O sea, la fusión de la ciencia psicológica actual con los conocimientos milenarios de las tradiciones espirituales, para traducirlo al lenguaje del ser humano del siglo XXI y lograr numerosos beneficios para las personas.

Autor de 20 libros, entre ellos Parar para vivir mejor o Sueños Lúcidos, García Campayo señala que la psicología contemplativa surge de la convergencia de la Psicología y de las tradiciones contemplativas o espirituales. «En los entornos científicos existe la convicción de que las tradiciones contemplativas han desarrollado, durante miles de años, técnicas de entrenamiento de la mente que pueden resultar muy útiles para el ser humano actual, disminuyendo su sufrimiento y aumentando su bienestar», explica.

El objetivo de esta rama de la psicología sería analizar la eficacia de estas técnicas, conocer en qué personas y contextos pueden ser utilizadas y estructurarlas para aumentar su efectividad. «Hasta hace 25 años la relación era de desconocimiento cuando no de desprecio mutuo. Ahora se ha tornado en una colaboración que será muy beneficiosa para la sociedad», señala.

En esos 25 años a los que se refiere el catedrático, muchas cosas han cambiado. Ahora, la ciencia, la psicología y la medicina, ya confirman la utilidad de la meditación en múltiples enfermedades psicológicas. Por ejemplo, estrés, ansiedad, depresión o adicciones, y también en trastornos físicos como hipertensión, dolor crónico, cáncer o enfermedades relacionadas con el estrés.

El psiquiatra recalca que esa sabiduría que se está gestando al aunar conocimientos científicos con otros espirituales puede ayudarnos a mejorar la salud mental, y lograr una mayor satisfacción de vida. Para ello, señala que existen tres tipos principales de meditaciones, «y cada una de ellas tiene unas utilidades específicas», matiza.

La meditación atencional es la que busca desarrollar la atención y el foco, permite que podamos desengancharnos de pensamientos rumiativos y que potenciemos los positivos, facilita la regulación de las emociones negativas, evita que nos preocupemos por problemas en el futuro que aún no han surgido, o que nos anclemos a tristeza en el pasado por personas u objetos que hemos perdido.

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Por otra parte, las meditaciones generativas, como la compasión, «son eficaces para el manejo de la culpa, la vergüenza, el perfeccionismo o la autoexigencia. Otra meditación generativa como la aceptación, nos ayuda a no resistirnos ni pelearnos con lo que no podemos cambiar». Y por último, el psiquiatra comenta que «las meditaciones deconstructivas, que buscan desidentificarnos de las etiquetas del yo, nos ayudan a regular mejor las emociones, porque no nos sentimos atacados cuando alguien critica alguna de nuestras cualidades, ideas o valores».

Pero además, Javier García Campayo subraya que, para sentirse bien, es importante el sentido de propósito en la vida. Hay que entender que experimentar sufrimiento en la vida es inevitable. Esos dolores, señala «están relacionados con la impermanencia: todos tendremos que sufrir la vejez, la enfermedad y la muerte nuestra y de nuestros seres queridos». Pero dado que son inevitables, el médico recuerda que «el manejo psicológico que hay que hacer con ellos es la aceptación, una de las meditaciones generativas que ya hemos mencionado». Además, será «mucho más aceptable si podemos darle un sentido».

A lo largo de la historia, las creencias espirituales han sido la forma tradicional de dar un sentido al sufrimiento. Pero el médico señala que «en la actualidad, dado que muchas personas no se identifican con ellas, buscar el sentido o propósito vital resulta útil». Y para logra conectar con ello, sugiere dejar de lado pensamiento intrusivos para en vez de eso, que uno se imagine a sí mismo de anciano. Para tener perspectiva de toda nuestra vida. «Lo que en ese momento sea importante para nosotros, lo que a esas alturas nos haga sentir que hemos llevado una vida que vale la pena. Ese es nuestro sentido de la vida«, afirma. Eso puede ayudar «a reinterpretar el sufrimiento inevitable como una forma de aprendizaje. Nos permitirá ayudar a otras personas, valorar más la vida o crecer como personas».

 

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