Phubbing: qué es y por qué puede hacer que te sientas aislado entre tus amigos

Estás en medio de una historia épica, contando cómo te fue en esa presentación tan importante o cómo casi prendes fuego a tu cocina al dejarte el fuego encendido, cuando de repente notas que la persona frente a ti no está mirándote… sino deslizando el dedo por su teléfono. Tú ahí, en pleno clímax de la narración, y ellos más interesados en un meme de gatos o en el último mensaje del grupo familiar. ¿Frustrante, verdad?

Siendo sinceros, probablemente tú también lo has hecho. A lo mejor fue para responder un mensaje urgente (¿de verdad era tan urgente?) mientras alguien te hablaba, o porque te llegó una notificación de esa red social que juras revisar solo un segundo… pero ese segundo fue suficiente para desconectar al otro. Es el mundo del phubbing, que tiene el poder de convertir cualquier conversación en un monólogo.

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«El phubbing es un término que describe el acto de ignorar a alguien con quien se está interactuando físicamente para prestar atención a un dispositivo móvil u otro aparato electrónico», explica la psicóloga Esther Cantos. Esta combinación de las palabras phone (teléfono) y snubbing (desairar o ignorar) se creó en 2012 por un grupo de publicistas australianos como parte de una campaña para promover el uso de un diccionario. El objetivo era dar nombre a la distracción causada por los dispositivos móviles durante las interacciones sociales, un comportamiento que entonces comenzaba a visibilizarse y que hoy se ha generalizado.

El fenómeno está vinculado a la creciente dependencia de los teléfonos inteligentes y a la constante conectividad digital. «Es común observarlo en entornos cotidianos, como reuniones familiares, citas, reuniones laborales o incluso en interacciones casuales entre amigos. Este comportamiento no sólo refleja el cambio en las dinámicas de comunicación interpersonal, sino que también pone de manifiesto la lucha entre el mundo físico y el digital por captar nuestra atención», señala la experta, y explica sus implicaciones tanto a nivel individual como social:

1. Impacto en las relaciones personales: puede generar sentimientos de exclusión, rechazo o falta de interés en la persona ignorada. En relaciones cercanas, como parejas o amistades, este hábito puede provocar conflictos y desconexión emocional.
2. Efectos psicológicos: las personas que experimentan phubbing con frecuencia pueden desarrollar inseguridades, baja autoestima o incluso problemas de ansiedad al percibir que no son suficientemente valoradas.
3. Aislamiento social: si bien los dispositivos móviles facilitan la conexión virtual, el phubbing puede contribuir a un aislamiento social progresivo al priorizar el mundo digital sobre las relaciones cara a cara.
4. Cultura de desconexión: este fenómeno refleja un cambio en las normas sociales y fomenta una falta de atención plena durante las interacciones, lo que puede disminuir la calidad de las conexiones humanas.

El problema del aislamiento

El phubbing puede hacer que una persona se sienta aislada «porque transmite, de manera implícita, el mensaje de que no es importante o no merece atención en ese momento. Este comportamiento afecta negativamente las relaciones humanas porque prioriza el vínculo con un dispositivo por encima de la interacción presencial, lo que puede generar una desconexión emocional significativa».

Piensa que, durante una conversación, de forma inconsciente estás buscando señales, como contacto visual, gestos y respuestas verbales que indiquen que la otra persona está escuchando y valorando lo que dices. Si alguien mira constantemente su teléfono, pierdes esta validación emocional y se generan sentimientos de rechazo o indiferencia. «La comunicación cara a cara no se basa sólo en palabras, sino también en la conexión emocional que se forma a través de pequeños gestos y atención plena. El phubbing interrumpe este proceso, debilitando el vínculo y dejando a la persona ignorada con la sensación ser invisible».

Este comportamiento puede ser muy doloroso emocionalmente porque «los humanos somos seres sociales que necesitamos pertenecer a grupos y sentirnos conectados. Cuando alguien nos ignora, el cerebro puede interpretar esa acción como un tipo de rechazo social, que activa las mismas áreas cerebrales asociadas con el dolor físico (como la corteza cingulada anterior)», añade la experta.

No solo los jóvenes

Es fácil caer en la tentación de pensar que el phubbing es una cuestión generacional, pero, como señala la psicóloga, “aunque es cierto que se asocia comúnmente con generaciones jóvenes, como los millennials y la generación Z, que han crecido con una gran dependencia tecnológica, no es un problema exclusivo de ellos. Personas de todas las edades están expuestas a los mismos dispositivos y dinámicas digitales, aunque el contexto y las razones para el phubbing pueden variar entre generaciones”.

Así, explica que «aunque las generaciones jóvenes son la cara más visible del phubbing, el problema es reflejo de un cambio cultural global donde el uso excesivo de la tecnología afecta las interacciones humanas a nivel general».

¿Cómo prevenir estas situaciones de aislamiento?

Poner freno al avance del phubbing «requiere un enfoque que abarque todas las edades y que promueva límites saludables con la tecnología. En cuanto al aislamiento, hay algunas estrategias que pueden ser de utilidad».

• Fomentar la atención plena. Valorar y priorizar las interacciones cara a cara, guardando los dispositivos durante conversaciones importantes.
• Crear acuerdos sociales. Establecer zonas o momentos libres de tecnología, como por ejemplo en comidas o reuniones.
• Ser consciente del impacto emocional. Es importante reconocer cómo nuestras acciones pueden afectar a los demás y hacer un esfuerzo por mostrar interés y empatía.