
¿Cómo miran la vida los hijos únicos? FOTO: Pexels.
MENTE
Desmontamos el mito del síndrome del hijo único: ni narcisistas ni malcriados
Varios estudios afirman la idea de que los niños sin hermanos pueden desarrollar ciertos rasgos de personalidad negativos, pero la realidad es que no es del todo así.
Por María Corisco
11 DE MARZO DE 2025 / 13:30
No saben socializar, están muy mimados, les cuesta compartir… Durante años, la idea de que los hijos únicos eran más egoístas, solitarios o menos sociables que aquellos con hermanos ha circulado como una verdad casi incuestionable. Este mito, arraigado en el imaginario colectivo, ha dado lugar al conocido como síndrome del hijo único, una creencia que todavía hoy perdura, aunque realmente no tenga suficiente base científica.
Para ver de dónde viene hay que remontarse a finales del siglo XIX, cuando los psicólogos infantiles G. Stanley Hall y E. W. Bohannon utilizaron un cuestionario para detallar los rasgos de personalidad y comportamiento de los hijos únicos. Su trabajo se tituló Un estudio de niños peculiares y excepcionales, y su conclusión fue que los niños sin hermanos tenían una larga lista de rasgos negativos, entre ellos que tendían a ser «celosos, egoístas, egocéntricos, dependientes, agresivos, dominantes o pendencieros» debido a la atención indebida que exigían o recibían. De hecho, Hall se refirió a ser hijo único como «una enfermedad en sí misma«.


Si bien ese estudio original ha sido duramente criticado desde entonces por su metodología, estableció actitudes que persisten hasta el día de hoy y se fue extendiendo la idea de que los niños sin hermanos pueden desarrollar ciertos rasgos de personalidad negativos, como si estuvieran condenados a ser más narcisistas o menos hábiles para las relaciones sociales.
«¿Son los hijos únicos realmente malcriados, solitarios, mandones y agresivos, con más amigos imaginarios?», se pregunta Susan Newman, psicóloga social que se ha especializado en la crianza de los hijos y es autora del libro Cómo ser padres de un hijo único, y señala que «ese estereotipo está muy lejos de ser cierto, pero cuando se trata de una forma de pensar cultural tan arraigada, puede resultar muy difícil cambiarla».
A medida que las investigaciones avanzan, «los estudios sugieren que esta visión puede estar más ligada a estereotipos culturales que a diferencias reales en la personalidad o el desarrollo emocional», expone la psicóloga y educadora Mireia Martín. Lo que parecía un diagnóstico inapelable se está desmontando pieza a pieza, abriendo la puerta a una comprensión más matizada sobre cómo influye la estructura familiar en la forma de ser.
¿Qué dice la ciencia?
- Inteligencia y rendimiento académico. Varios estudios han encontrado que los hijos únicos tienden a tener un rendimiento académico superior a la media, pero esto podría deberse a que reciben más atención de sus padres y tienen más oportunidades educativas. «La mayoría de las investigaciones sobre los diversos resultados de los hijos únicos demuestran consistentemente las ventajas de ser hijo único, particularmente en los resultados educativos y académicos», dice el doctor Adriaean Mancillas autor de Challenging the Stereotypes About Only Children: A Review of the Literature and Implications for Practice.
- Habilidades sociales. Contrariamente a la creencia de que los hijos únicos son menos sociables, diversos estudios han mostrado que pueden desarrollar las mismas habilidades sociales que aquellos con hermanos. El estudio Crecer sin hermanos y conductas sociables adultas, publicado en Journal of Family Issues, concluye que «existen algunas diferencias en las conductas de sociabilidad de los adultos entre aquellos que crecieron con hermanos y sin ellos; sin embargo, nuestros hallazgos sugieren que estas diferencias no son grandes ni generalizadas en una variedad de conductas de sociabilidad y pueden disminuir con la edad«. La clave estaría en la socialización temprana con otros niños a través de la escuela, actividades extracurriculares y el entorno familiar.
- ¿Más narcisistas? El artículo El fin de un estereotipo: los hijos únicos no son más narcisistas que las personas con hermanos es contundente ya desde su título. En él, los autores estudian el origen de este cliché, los múltiples trabajos que han ido repitiendo la idea y que se han reproducido en los medios de comunicación, y concluyen que «el estereotipo de que los hijos únicos son narcisistas es frecuente, pero inexacto«.
Los desafíos del hijo único
No obstante, aunque la ciencia desmienta que ser hijo único determine una personalidad egoísta o asocial, esta situación no está exenta de desafíos:
- La ausencia de hermanos puede conllevar una atención parental más intensa, que a veces se traduce en una presión adicional para cumplir con las expectativas familiares.
- Esta mirada constante, aunque bienintencionada, puede influir en la forma en que algunos hijos únicos gestionan la autonomía, la autoexigencia o el miedo al fracaso.
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