
Contener las lágrimas puede ser peor que dejarlas salir. FOTO: Pexels.
MENTE
Esto es lo que te pasa cuando te contienes las ganas de llorar
¿Tienes un nudo en la garganta y unas ganas enormes de hacer pucheros? No te contengas y da rienda suelta al llanto: tu cuerpo y tu mente lo agradecerán.
Por María Corisco
22 DE MARZO DE 2025 / 08:15
Seguro que más de una vez has sentido un nudo en la garganta y has hecho lo imposible por contener las lágrimas. Te muerdes el labio, respiras hondo, parpadeas rápido… pero ahí están, amenazando con salir. Pero debes saber que aguantarte las ganas de llorar no es solo un acto de autocontrol: también tiene efectos, y no precisamente positivos, en el cuerpo y en la mente. Desde tensión en los músculos hasta una avalancha de hormonas del estrés, el llanto reprimido no desaparece sin más: se queda dentro, buscando otra forma de salir.
«La mayoría de las personas intenta no llorar porque nuestra cultura ha asociado el llanto con la tristeza y la debilidad», escribe la psicóloga Rosario Linares, directora de El Prado Psicólogos. Sin embargo, añade, «en realidad el llanto es beneficioso para nuestra salud mental y física, ya que libera una serie de hormonas que nos ayudan a disminuir la angustia que sentimos. Al igual que la risa, el llanto actúa como un calmante natural».


¿Qué pasa cuando quieres llorar, pero te aguantas las ganas? En estos casos, se producen varias reacciones, tanto en el cuerpo como en el ámbito emocional.
Respuesta fisiológica: el cuerpo en tensión
Llorar es una respuesta natural al estrés, la tristeza o la frustración, y reprimirlo implica activar mecanismos de control en el cuerpo:
- Aumento del cortisol: contener el llanto es una forma de suprimir una respuesta al estrés, lo que puede hacer que el cuerpo libere más cortisol, la hormona del estrés. Esto puede generar tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco y un estado de alerta prolongado.
- Tensión en el rostro y la garganta: se activa el reflejo de la deglución para intentar bloquear el llanto, lo que produce el famoso nudo en la garganta (globo faríngeo). Esto se debe a la contracción de los músculos de la laringe y la faringe.
- Respiración entrecortada: al reprimir el llanto, la respiración se vuelve más superficial e irregular, lo que puede generar sensación de opresión en el pecho.
- Aumento de la presión arterial: la activación del sistema nervioso simpático provoca una ligera elevación de la presión arterial y el ritmo cardíaco.
- Sistema inmunológico debilitado: un estudio de la Universidad Friedrich Schiller en Alemania indica que suprimir el llanto puede estar relacionado con una disminución de la resistencia del sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a enfermedades.
Impacto emocional: un bloqueo que puede acumularse
A nivel psicológico y emocional, contener el llanto no significa que la emoción desaparezca, sino que se reprime temporalmente, lo que puede generar:
- Mayor acumulación de estrés: el llanto es una vía de liberación emocional. Si se bloquea, el estrés se mantiene acumulado, lo que puede generar ansiedad o irritabilidad; al reprimir el llanto, las emociones negativas pueden intensificarse, llevando a estados de ansiedad y estrés crónico. «La sensación de tristeza, rabia o impotencia es el detonante más común del llanto, que suele aparecer cuando estamos experimentando emociones negativas muy intensas», señala Rosario Linares. «En este punto, nuestro organismo está sobrecargado de estrés, por lo que necesita liberar la tensión y lo hace a través del llanto».
- Dificultad para procesar las emociones: evitar expresar el llanto puede interferir en el procesamiento adecuado de las emociones, dificultando la gestión emocional y potenciando sentimientos de tristeza o depresión.
- Aumento de la sensación de presión interna: muchas personas sienten que, al reprimir el llanto, se quedan con un peso emocional no resuelto, lo que puede manifestarse en tensión, fatiga o incluso cambios de humor.
- Alteraciones en el estado de ánimo: la acumulación de emociones no expresadas puede manifestarse en irritabilidad, cambios de humor y una sensación general de malestar emocional.
¿Es malo aguantarse las ganas de llorar?
Depende del contexto. A veces, contener el llanto en una situación social o profesional puede ser útil para manejar el momento. Sin embargo, si se convierte en un hábito constante, puede impedir la liberación de emociones y aumentar el malestar emocional.
Llorar es una forma natural de regular las emociones y aliviar el estrés. Si una persona se acostumbra a reprimirlo siempre, puede terminar desconectándose de sus propias emociones o somatizando el malestar en forma de dolores de cabeza, tensión muscular o problemas digestivos.
Beneficios de llorar
«Se ha descubierto que después de llorar también somos más abiertos a las nuevas ideas, somos capaces de conectar emocionalmente de una manera más profunda con los otros y estamos más dispuestos a continuar adelante, dejando la situación negativa que nos produjo el llanto en el pasado», explica Rosario Linares, y añade que, en realidad, «ahí radica el verdadero poder sanador del llanto: podría considerarse como un punto de ruptura gracias al cual nos preparamos para continuar nuestro camino».
- Liberación de toxinas y hormonas del estrés: llorar ayuda a eliminar sustancias químicas acumuladas durante episodios de estrés, promoviendo una sensación de alivio. Ten en cuenta que las lágrimas que brotan como consecuencia de tristeza o enfado contienen hormonas del estrés. A su vez, el llanto promueve la liberación de opiáceos endógenos, unas sustancias que tienen un poder analgésico y calmante.
- Efecto calmante: el acto de llorar activa el sistema nervioso parasimpático, facilitando la relajación y reduciendo la tensión física y emocional.
- Mejora del estado de ánimo: Tras llorar, muchas personas experimentan una sensación de alivio y bienestar, debido a la liberación de endorfinas que actúan como analgésicos naturales.
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