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El sueño no se puede recuperar, pero se pueden tener mejores hábitos para volver a aprovechar el descanso./ Foto: Frame.

Sueño

Cómo recuperar el sueño perdido para acabar con el cansancio que arrastras toda la semana

No duermes lo que deberías y cada vez son más las horas que has negado a tu descanso. Has contraído una "deuda de sueño" que pone en riesgo tu salud.

Por Marcos López

18 DE ENERO DE 2024 / 07:30

No has dormido bien. Tampoco lo hiciste ayer y ya son varios los días que esa falta de sueño que hace que tus jornadas se hagan interminables. Sufres lo que comúnmente se llama «deuda de sueño«: no duermes las horas que deberías, y la cantidad de horas que has negado a tu descanso se acumulan hasta que tu cuerpo decida cobrárselas. Por lo general, en forma de enfermedad. Así que ha llegado el momento de pagarla para que no vaya a más.

La Sociedad Española del Sueño lo deja muy claro: los adultos tienen que dormir con regularidad entre siete y nueve horas diarias. Nunca menos de seis horas. Pero tienes que quedarte a trabajar o te has quedado en el sofá con la televisión, el despertador, inflexible, no te va a esperar. Le debes dos horas a Morfeo. Cuatro si sumas las de ayer. Te contamos cómo evitar que vuelva a suceder.

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La falta de sueño se ha convertido en una epidemia nacional, cuando no mundial: cerca de 12 millones de españoles se despiertan cada día con la sensación de no haber dormido bien. Y no se trata sólo de un mero problema de somnolencia o de irritabilidad. A la larga, la deuda de sueño sale muy cara: enfermedades cardiovasculares, alteraciones del estado de ánimo, ansiedad y deterioro del sistema inmune son solo algunas de las consecuencias de este saldo negativo.

Aprovechas el fin de semana para recuperar el sueño perdido. Lo que no es posible: por mucho que disfrutes de tus siestas, necesitas varias noches consecutivas de sueño verdaderamente reparador para saldar tu deuda.

En 1964 se llevó a cabo un experimento en el que Randy Gardner, joven estadounidense de 17 años, permaneció despierto durante 264 horas –o lo que es lo mismo, ¡11 días!–. Y terminado el estudio, durmió del tirón sólo 14 horas. Una clara prueba de que el sueño perdido no se recupera.

Importante: no intentes batir el récord mundial de vigilia de Gardner. Ni siquiera trates de acercarte: superadas las 72 horas de privación sostenida del sueño, el cuerpo entra en un estado de estrés supremo que puede llevar a la muerte.

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Así que toca mirar hacia delante y adoptar un horario de sueño regular. Y para ello, lo primero es ajustar tu ritmo circadiano, esto es, el reloj biológico interno que, en un ciclo de 24 horas, te indica cuándo estar despierto y cuándo dormir. Aquí tienes unos sencillos consejos que te ayudarán a lograrlo:

  • No corras, relájate. El ejercicio es muy bueno para tu salud. De hecho, disminuye el riesgo de enfermedades asociadas a la privación de sueño y, además, genera un cansancio que te ayudará a dormir. Pero no son horas: la actividad física es una señal que le indica al reloj biológico que hay que mantenerse despierto. Así que nada de deporte en las horas previas a acostarte. Por el contrario, busca una actividad que te relaje.
  • Evita la cafeína (y el alcohol). Cargas tus mañanas de café para eliminar la somnolencia y llenarte de energía. Lo que también ocurre cuando el día se está acercando a su fin. Si lo que buscas es descansar, no tiene sentido tomar cafeína que le diga a tu reloj biológico que toca despertarse. Y lo mismo sucede con el alcohol, que el hígado convierte en un potente estimulante.
  • Destierra los relojes de tu dormitorio, por lo menos, hasta que hayas establecido un horario de sueño regular. De nada sirve mirar la hora cuando das vueltas en la cama y ves cómo tu horario de sueño se consume. Solo te generará ansiedad que te dificultará dormir. Si necesitas la ayuda de un despertador dale la vuelta. Castígalo contra la pared.
  • Disfruta de la luz del sol matutino, que reiniciará tu ritmo circadiano y le indicará a tu cerebro que ya toca ponerse en marcha. Y no, la luz artificial no produce el mismo efecto. Sube las persianas. Sal a la calle.
  • Redecora tu dormitorio. ¿Ya has sacado los relojes? Ahora toca iluminar tu alcoba con una luz tenue, lo que hará que tu cerebro sepa que es la hora de dormir y produzca melatonina. También es recomendable que no haga demasiado calor ni frío. Concretamente, la Fundación Americana del Sueño fija en 18,3º C la temperatura ideal para dormir.
  • Nada de pantallas. Las pantallas, ya sea la televisión, el móvil, la tablet o el ordenador, emiten una luz azul que produce un efecto similar al de la luz natural. Y a ello se suma que son uno de los principales culpables de engrosar tu deuda de sueño. En definitiva, nada de pantallas en, cuando menos, la hora previa a meterte en la cama. Déjalas al lado de los relojes.
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