
La clave para que tu mensaje cale en la mente de tu audiencia es presentarlo como un relato. FOTO: Pexels.
Mente
Por qué la gente no te escucha cuando hablas: tres trucos para ser más persuasivo cuando comunicas
Comunicar tu mensaje como si fuera una historia, de forma tan novedosa como sea posible y sin escatimar detalles ni sentimientos, facilitará su recepción y memorización por tus oyentes.
Por Marcos López
17 DE MARZO DE 2025 / 13:30
Siempre estás disponible para echar una mano a quien lo necesite. Aunque tu altruismo acabe resultando infructuoso. Pues tus soluciones a los problemas ajenos, aun acertadas, siempre caen en saco roto. No importa que te presten atención: ya sea antes o después, todo el mundo acaba olvidando lo que le dices. Pero no te preocupes. Te contamos los trucos para lograr que tus mensajes calen en las mentes de tus oyentes.
Julian Treasure, experto en Comunicación y autor, entre otros libros de éxito, de How to be Heard: Secrets for Powerful Speaking and Listening, explica que «la voz humana es un instrumento que todos tocamos y que, muy probablemente, sea el sonido más poderoso del mundo. Es el único que puede iniciar una guerra o, simplemente, expresar un te quiero. Pero incluso así, hay personas que cuando hablan no son nunca escuchadas».


Afina tu voz
Tu amigo del alma, ávido de nuevas experiencias, se interesa por cómo fueron tus vacaciones veraniegas. Tal y como ya hiciera la semana pasada. Y la anterior. Así que acabas hasta el gorro de tener que repetir las cosas una y otra vez. Para que al final, como siempre, tus palabras se las lleve el viento. Pero el problema nunca ha residido en qué es lo que le cuentas a los demás, sino en cómo lo comunicas. Tienes que ser más persuasivo. Empezando por la propia voz. Por su timbre y su tono.
Como refiere Julian Treasure, «incluso las voces que resultan aburridas pueden arreglarse. Recuerda: la voz es un instrumento poderoso, e igual que no tocarías una guitarra desafinada en un concierto, lo mismo debería ocurrir con tu voz». Una pronunciación clara, un tono (ligeramente) elevado y un ritmo adecuado, nunca demasiado monótono, son de gran ayuda.
Cuenta una historia para que te presten atención
El siguiente paso es darle forma al mensaje para que penetre, y se quede, en el cerebro de tu audiencia. Para lo que resulta imprescindible captar su atención. Ya sea de viva voz o mediante un texto, como sería a través de un correo electrónico. Y para ello no hay nada mejor que presentar tu mensaje como un relato. Sin escatimar en detalles pero sin irse por las ramas.
Así que sé conciso en tu exposición, libre de conceptos abstractos que, como ha revelado la Universidad de San Petersburgo, dificulten su visualización y, por ende, su comprensión y memorización; y mantén a tus oyentes enganchados, evitando cualquier spoiler hasta su resolución.
Un apunte importante: la receptividad siempre es menor cuando el mensaje rezuma negatividad. Como apunta el experto, «es muy difícil escuchar a las personas que son (muy) negativas, como son aquellas que siempre se están quejando por absolutamente todo o poniendo una infinidad de excusas». Se trata de que el receptor preste atención, no de machacarle con una retahíla de protestas.
Ponle sentimiento a la hora de comunicar y sé creativo
Da igual que el mensaje que quieres comunicar tenga mucha, o poca, trascendencia. No quieres que vuelvan a ignorarlo, por lo que tienes que ponerle emoción al comunicarlo. Lo que en el caso de tu amigo que valora copiar tus vacaciones es muy fácil: tan sólo tienes que revivirlas. Las buenas historias hacen que el narrador y su oyente sientan, como ha mostrado la Universidad de Princeton, las mismas emociones. Llegando incluso a sentir los mismos olores.
Pero aún queda un último factor importante: la novedad. Aunque en realidad sea una historia mil veces ya contada. Una vez más, se trata de la forma de comunicarla: de una forma nueva, no como tu audiencia, ya conocedora de la misma, la ha escuchado, o leído, tantas veces. Se aburrirá y su cerebro pasará página. Por el contrario, la Universidad de Gante ha observado que los estímulos novedosos, como sería una nueva idea o un relato nuevo o reconstruido, tienen mayor probabilidad de registrarse en la memoria a largo plazo.
Un último apunte: la comunicación debe ser bidireccional. Igual que quieres que hagan contigo, tienes que escuchar a los demás. Como concluye Israa Nasir, psicoterapeuta autora del libro Toxic Productivity, «a menudo pensamos que las habilidades de comunicación son la capacidad de hablar, pero en realidad no lo son en absoluto. Es más bien la capacidad de pensar, procesar, comprender, empatizar, estar presente y reservar espacio para el otro. Y finalmente, hablar».
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