A partir de los 40 o 45 años, el cuerpo de la mujer empieza a cambiar. El aumento de tripa es uno de los reflejos más claros que, además, esconde riesgos para salud. Manejarlo es tan clave como asumirlo.
Las proteínas deben representar entre un 10% y un 35% del total de calorías ingeridas a diario. Te contamos cuántas tienes que tomar en función de tu edad, tu peso y tu nivel de actividad física.
Este superalimento sin gluten protege el corazón y genera una mayor sensación de saciedad que muchos cereales, facilitando así la pérdida de peso.
Priorizar el consumo de grasas y minimizar el de carbohidratos te ayudará a bajar de peso. Pero puede tener un coste demasiado elevado para tu salud en forma de malestar y enfermedades graves.
La capsaicina y la curcumina presentes en muchos alimentos picantes tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que inducen multitud de beneficios para la salud.
Rica en pescado fresco, verduras y cereales, la cocina tradicional japonesa o washoku ayuda a perder peso sin riesgo del temido efecto rebote.
Este sencillo ejercicio japonés es muy útil para corregir la postura corporal, lo que además de aliviar tus dolores de espalda te ayudará a lucir un vientre plano. Con sólo una toalla y en cinco minutos.
Dado que son sometidas a un proceso de congelación inmediatamente posterior a su cosecha, las verduras congeladas pueden tener un mayor valor nutricional que las frescas.
Pequeñas ráfagas de actividad física intensa de uno o varios minutos de duración repartidas a lo largo del día ayudan a mantenerse en forma y contrarrestan los perjuicios del sedentarismo.
Si haces ayuno, hacer ejercicio se recomienda sólo cuando tu energía esté al máximo y estés adecuadamente hidratado. Y no olvides nunca comer para reponer nutrientes una vez concluido el entrenamiento.
Hacer ejercicio, comer de forma saludable y dormir las horas necesarias incrementan rápidamente la tasa metabólica, lo que evita el cansancio y ayuda a mantener un peso saludable.